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Solución de problemas y conflictos interpersonales

El modelo de prevención centrado en las habilidades para la vida que usa la Alianza para un Puerto Rico sin Drogas, busca el desarrollo de recursos personales que permita a los niños y jóvenes enfrentar retos y situaciones cotidianas.

Este escrito define la habilidad para solucionar conflictos y lo que debes saber para desarrollarla en tu vida personal y en tu rol como padre, madre o cuidador. La habilidad para manejar conflictos son las destrezas para identificar, definir y resolver desacuerdos con otros, asegurando el bienestar de todos los involucrados. El manejo adecuado de conflictos permite a las personas una mayor comprensión del otro, genera confianza y fortalecerá las relaciones. Esta habilidad permite hacer frente a las adversidades de la vida diaria de forma flexible y creativa, identificando oportunidades de cambio y crecimiento.

Los conflictos se definen como diferencias entre dos o más personas y se caracteriza por ser una situación tensa, dominada por la polarización, el desacuerdo y la exaltación de las emociones. Mayormente los conflictos surgen por diferencias relacionadas con percepciones, valores, creencias, opiniones, actitudes o acciones entre las personas.

Reconocer los conflictos es el primer paso para aprender a manejarlos. Lograrlo tiene una serie de características que son importantes identificar.

  1. Los conflictos forman parte de la vida misma: Mientras el ser humano se relacione con otros, se enfrentarán a conflictos, pues cada uno tiene individualidad, creencias y formas de ser. Interactuar y relacionarse con personas distintas es lo que permite fortalecer las relaciones, contribuyendo al crecimiento individual.z
  2. Los conflictos no se resuelven por sí mismos: Conscientes de que los conflictos nos acompañan a lo largo de la vida, el primer paso es querer resolverlos. Es aprender que no se resuelven solos; posponerlos y no hacerles frente hará más difícil su resolución.

Gestionar efectivamente los problemas y conflictos requiere aprender a verlos con otros ojos o punto de vista y asumirlos como oportunidades para la propia transformación. Esto aplica en las relaciones con nuestros hijos. Para ello, presentamos algunos pasos para poner en práctica el manejo de conflictos en tus relaciones interpersonales y particularmente durante la crianza.

  1. Ante el conflicto, tenemos un llamado a mantener la calma: No será posible gestionar el conflicto de forma adecuada entre gritos y reproches. Cuando se está alterado o molesto, nadie es capaz de pensar de claramente. Para gestionar de forma adecuada el conflicto será necesario verlo con cierta distancia, estando sereno y teniendo la capacidad de reflexionar acerca de qué lo provoco.

    Antes de comenzar a gritar, exigir obediencia con los “¡porque lo digo yo!”, es mejor parar, respirar, buscar un lugar de la casa en el cual poder estar a solas para manejar las emociones y tranquilizarse. Esto permitirá acercarse al conflicto de una forma constructiva.
  2. Escuchar activamente lo que la otra persona tiene que decir: Al estar inmersos en una discusión, lo primero que sucede es el dejar de escuchar, oímos solo con la intención de responder para anular los argumentos de la otra persona.

    Para solucionar un conflicto es necesario escuchar lo que la otra persona tiene que decir. Se trata de dejar a la otra persona expresarse y desahogarse, escuchar sus argumentos y la razón de los mismos. Cuando se presta atención a lo que la otra persona tiene que decir ésta se siente comprendida y facilita la apertura al diálogo. En el caso de los niños y adolescentes, cuando se sienten validados en sus emociones y comprendidos en sus necesidades, se mostrarán más abiertos al diálogo y a la resolución de conflictos.
  3. Asertividad para expresarse y ser escuchado: Una vez escuchado lo que el otro tiene que decir, es nuestro turno. Es importante que al hacerlo se haga sin culpabilizar, ni recriminar o faltar al respeto, plantear el punto de vista y lo que se piensa, sin suponer que se tiene toda la razón o la verdad absoluta.

    Hacerlo requiere la habilidad de comunicarse de forma efectiva, describiendo la situación, explicando lo que se piensa y se siente. Expresando el cambio o comportamiento que se espera. Es importante hacerlo de una forma calmada, mostrando cercanía y tranquilidad, describiendo y detallando el comportamiento esperado y no pasando juicio sobre nuestros menores. Se trata de separar la conducta de la persona.
  4. Analizar para encontrar soluciones: Una vez cada parte ha planteado sus puntos, expectativas o explicaciones, es importante pasar juntos a identificar soluciones o acciones. Hacerlo permite una cercanía para identificar formas que ayuden a resolver o manejar el conflicto. En el proceso al proponer soluciones es importante que se analicen los pros, contras y efectos de cada idea.
  5. Busca la solución más beneficiosa: Muchas veces será difícil acordar una solución con la que todos estén de acuerdo. Por eso es importante contar con varias propuestas que se ‘pondrán a prueba’ hasta encontrar una con la que todos puedan comprometerse a respetar.
  6. Celebra el acuerdo: Celebrar es reconocer el compromiso con atender el conflicto. La celebración puede ser de forma verbal agradeciendo el poder demostrar su respeto a los acuerdos y valorando el esfuerzo realizado.

Ahora que conoces qué es el manejo de conflictos y puedes contar con herramientas para gestionarlos efectivamente, te invitamos a buscar el video titulado: Estrategias para manejar conflictos, en el cual podrás conocer otras estrategias para desarrollar esta habilidad junto a niños y jóvenes.

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